IVONNE DIAZ RODRIGUEZ, PHD
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Suecia y su secreto para el desarrollo sostenible

15/12/2018

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La siguiente reflexión fue realizada por Ariana García Piñero, como parte de su presentación en el curso Política Pública y Desarrollo Sostenible que ofrecí durante el primer semestre 2018-19, en la Escuela Graduada de Administración Pública de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rīo Piedras.  Gracias a Ariana por permitirme compartir con ustedes sus reflexiones sobre Suecia, el desarrollo sostenible y sobre sus descubrimientos en su proceso de aprendizaje.

ImagenAriana García Piñero
Suecia el país al que no he podido viajar, pero sí conocer a través de este trabajo.  La profesora Ivonne del C. Díaz nos asignó la tarea de analizar un país dentro del contexto de sus políticas públicas y el desarrollo sostenible.  Me dije ¿por dónde empiezo?  Recuerdo las palabras de Dayra y Raquela, “esto del doctorado para pasarlo bien hay que disfrutárselo”, y eso hice.  Como no podía viajar a Suecia para conocerlo y después venir a contarles, decidí imaginar, y me senté a la mesa con diversos autores para escuchar qué tenían que decirme sobre las políticas públicas de Suecia y el desarrollo sostenible.

Empecé la conversación con Antonio Elizalde, quien me dijo que a lo largo de las pasadas décadas se ha planteado que existe la necesidad de revaluar la relación sociedad/naturaleza.  A esto, Eduardo Gudynas añadió que lo antes dicho surgía porque se cuestionó cuál era la noción del concepto de desarrollo al momento de elaborar políticas públicas.  Ante esta situación, surgieron escritos como Silent Spring de Rachel Carson o Le planete au pillage de Farfield Osborn, que mostraban la gravedad del agotamiento de los recursos, la explosión demográfica y el aviso de una alarma catastrófica, tan grave que, de no tomarse medidas drásticas de inmediato, se arribaría en pocas décadas a un colapso mundial. Y me dije, “eahh rayo, ¿qué es esto?  ¡Hay que hacer algo, el gobierno tiene que hacer algo!”  La conversación se puso interesante.   

Entonces aparecieron Ramírez, Sánchez y García, y me dijeron que el desarrollo sostenible no debate ni discute sistemas políticos ni económicos, sino que, a partir del ambiente, postula un cambio social pacífico y gradual, aunque vivimos claramente en un mundo donde estos sistemas contradicen todo tipo de sostenibilidad. Continué con mi búsqueda de información, y leyendo la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), encontré que ante los desafíos del crecimiento económico, la desigualdad social y la  degradación ambiental, ya la opción de vivir con los mismos patrones no era viable y que había que transformar el paradigma de desarrollo actual.  En septiembre 2015, luego de un proceso de negociación abierta, democrática y participativa, esos hallazgos se convirtieron en un compromiso mundial de los 193 países miembros de la ONU, conocido como la Agenda 2030.

Empecé a buscar información sobre lo que hacía Suecia y encontré que era el país número uno en lista de la ONU con mayor cumplimiento de los 17 objetivos del desarrollo sostenible (ODS), y me pregunté ¿cuál era su secreto? ¿Cómo se ha enfrentado a tantos desafíos? ¿Por dónde empiezo a abordar tantos objetivos en ese país?  Entonces, como por arte de magia, apareció Roth Deubel y me dijo “la política pública está en todas partes, hay diversas teorías que proponen explicarlas y ninguna es capaz de explicar por sí misma la complejidad de las políticas públicas”.

Con esa antesala con los teóricos y, luego de una revisión, escogí dos teorías: la teoría crítica y la teoría constructivista.  La teoría crítica, porque me decía que la actividad investigativa está orientada a los valores, por lo que la objetividad no existe y la búsqueda de ésta es ilusoria. Los adeptos de esta teoría asumen una postura en valor y consideran que, mediante la eliminación de la falsa conciencia, se logra la transformación social.  La labor del investigador es develar y comunicar posibilidades de una mejor vida y acciones emancipadoras. Las políticas públicas alteran la infraestructura comunicativa de la sociedad, la cual se articula con la estructura social y la acción social.  Esta teoría se puede explicar en tres puntos:
  • Considera la construcción histórica de los problemas como una selección condicionada de las demandas sociales.
  • El desarrollo e implementación se entienden como procesos que modifican la infraestructura comunicativa.
  • Se mantiene y reproduce la dominación al condicionarse los fundamentos normativos y las expectativas de la ciudadanía.

Por otro lado,  la teoría constructivista de Berger y Luckman considera la realidad como una construcción social. Cada persona ve la realidad de forma diferente, según la posición del observador. Nada es objetivo. Los descubrimientos y conocimientos son el resultado de la interacción de diferentes saberes (intersubjetividad).
Con los aportes de Foucault y la Teoría Crítica, se mostró la importancia de considerar las políticas públicas desde el ángulo del análisis de discurso. Consideré que desde estas miradas podía descubrir el ingrediente secreto de Suecia.

Sin embargo, necesitaba conocer en este punto qué era una política pública y escuché a autores como Tamayo, Aguilar y Muller, que tenían conceptualizaciones similares que se resumían en lo siguiente. Las políticas públicas son un conjunto de medidas concretas que la conforman. Éstas comprenden unas decisiones o una forma de asignación de recursos, “cuya naturaleza es más o menos autoritaria”, ya que la coerción siempre está presente de forma  explícita o latente. Me dije, “aquí las palabras claves son decisiones, asignación de recursos y coerción”.  

Luego, continúe mi búsqueda de autores que me hablaran más sobre Suecia y encontré varios que me hablaron sobre las diferentes políticas públicas que allí se elaboraban, las cuales pude identificar y ubicar por objetivos.  Entonces, Manuel Sánchez me dijo: “tienes que conocer cuál es el fundamento de las ideologías del gobierno Sueco, las cuales provienen  de un estado de bienestar”.  En el mundo existen dos teorías de estado de bienestar que han permitido que surjan tres modelos: el modelo liberal tradicional de Estados Unidos, el modelo institucional-redistributivo Británico y el modelo social-demócrata de Suecia.

El fin del modelo social-demócrata es garantizar mayor igualdad social a sus ciudadanos, los servicios públicos y la planificación del modelo natural que ha de asegurar una alta calidad de vida.  Los procesos de decisión se basan en el más alto grado de participación y consultas posibles.  Bajo este modelo, la política pública económica está vinculada al logro del empleo pleno y hay un generoso sistema de seguridad social vinculado al sector público.  Dentro de sus características ideológicas se encuentran:
  • La democracia integral.
  • El “folkhemmet” o la concepción del estado y la sociedad como “el hogar del pueblo.
  • La compatibilidad e incluso la complementariedad entre la igualdad  socioeconómica y la eficacia económica. Por ejemplo, el gasto en la educación y salud son vistos como inversión en el capital humano.
  • El control social de la economía del mercado:
    • Condicionar la oferta y demanda
    • Organizar mercados mediante la intervención del Estado.
    • La concepción de la propiedad como conjunto de derechos que se pueden separar, dividir y depositar en distintas manos.  

Entonces, en este punto recordé que la profesora Díaz me mencionó que podía analizar las políticas públicas de Suecia desde el Modelo Nórdico.  Esto me mantuvo en crisis por muchos días, tratando de escuchar a diversos autores que me permitieran articular el desarrollo sostenible, las políticas públicas de Suecia y el Modelo Nórdico, y me preguntaba qué ella quería que yo viera.

Me encontré con Aguilar y, con su reflexión, pude encontrar la clave de Suecia y los modelos nórdicos. Aguilar me dijo que la reflexión de los problemas políticos, desde cualquier ciencia política, no es el sujeto del gobierno, sino la capacidad y eficacia directiva del gobierno, que incluye la administración pública. Para esto han surgido dos respuestas: la gobernabilidad y la gobernanza.  De aquí en adelante, me enfocaré en la última. La gobernanza apunta a un nuevo proceso directivo de la sociedad, más que a la acción del gobierno, aunque cuente con el requerimiento de las capacidades de éste.  El supuesto básico de la gobernanza es que, en las actuales condiciones sociales (nacionales e internacionales), el gobierno es un agente de dirección necesario, pero insuficiente, por lo que  también hay que valorar las capacidades sociales para la dirección satisfactoria de ésta.

Aunque el gobierno pueda ser legítimo y necesario, sus ideas, acciones y recursos no son suficientes para definir y alcanzar, por sí mismo, los objetivos y el futuro del interés social.  La legitimidad gubernamental no es suficiente. La dirección efectiva de la sociedad requiere, junto con las capacidades del gobierno, la integración de las capacidades y recursos que poseen otros actores dentro de la sociedad.

Superar los desafíos actuales y las debilidades gubernamentales, requiere ascender a un nivel superior de información, inteligencia, recursos,  tecnología, organización y eficiencia, que rebasan las potencialidades gubernamentales y las de cualquier actor económico y social.  Por tal razón, se exigen formas sinérgicas de deliberación, interacción y asociaciones público-privadas, gubernamentales y sociales, conjunción de jerarquías, mercados y redes sociales.  Esto puede brindarle a la sociedad económica y civil mayor influencia en los objetivos, metas y sueños de la sociedad, así como en la definición de las normas y políticas que les ayuden a producir y alcanzar sus metas sociales.

A esto, Guimardes añadió que el Estado intervencionista debe ser cada vez más una realidad pretérita.  A estas alturas, el desarrollo sostenible requiere de un estado más fuerte que en el pasado; que sea fuerte en su capacidad reguladora y planificadora; que deje al mercado las actividades de naturaleza estrictamente productora o de infraestructura.  Además, Guimardes explica que, en política no hay tal cosa como la racionalidad, sino que se define de acuerdo con los intereses que se tienen en cuenta en una decisión, por lo que se debe encontrar la alianza política correcta.  

Entonces pude comprender que para abordar cómo se construyen las políticas, sus fundamentos normativos, los actores que condicionan el proceso, y, por lo tanto el discurso ideológico del tema del desarrollo en el Modelo Nórdico y en Suecia, la clave estaba en los datos producidos en el documento “Sustainable Development Action- The Nordic Way: Implementation of Global 2030 Agenda for Sustainable Development in Nordic Cooperation.  Este documento resume  cuáles son las acciones de Suecia y los países nórdicos hacia el desarrollo sostenible.  En este modelo de gobernanza, todos los actores involucrados toman decisiones.  Además, se resalta que todos los países nórdicos están comprometidos seriamente para implementar la Agenda 2030 en conjunto.  Estos países encabezan los “rankings” de sostenibilidad global.  Asimismo, el trabajo que ellos realizan está respaldado por un fuerte compromiso del más alto nivel político.

Aunque en los países nórdicos se observan diferencias en los procesos de gobernanza y en la implementación de la Agenda 2030, existe un gran interés en la acción conjunta, desde representantes del gobierno y del sector privado hasta la sociedad civil. La región nórdica ya cuenta con una estrategia de desarrollo sostenible (la primera de su tipo en el mundo), estrechamente vinculada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). También han establecido un conjunto de indicadores de desarrollo sostenible, que continuamente desarrollan y que, además, utilizan para monitorear el progreso conjunto de los países nórdicos en la Agenda 2030.

Asimismo, el Programa de Cooperación Nórdico tiene como objetivo lanzar actividades conjuntas que agreguen valor al trabajo nacional e internacional realizado en estos países, enfocándose mayormente en la implementación, aprendizaje y aprovechamiento de las sinergías. El programa es desarrollado por los Ministros de Cooperación Nórdica, quienes, mediante informes, identifican prioridades, desafíos y áreas potenciales.  A estos informes les precede un proceso de entrevistas con personas de interés (stakeholders) de los sectores gubernamentales, privados y de la sociedad civil vinculados con las iniciativas y prioridades de los países nórdicos.  Además, previo a la realización del informe, se organizan reuniones de diálogos, se discuten los resultados preliminares y se hacen recomendaciones basadas en la investigación, en los hallazgos de las entrevistas y en el diálogo con los comités del Consejo Nórdico de Ministros.  Por lo tanto, su participación, cooperación y logro de la Agenda 2030, está fundamentado en la articulación de la redes de actores y en una visión de pluralidad de los diversos intereses.  Los países nórdicos apuntan a una comprensión más universal de los desafíos globales en conjunto.  Esto se refleja, por ejemplo, en el Acuerdo de París, donde éstos reconocen la necesidad de que todas las naciones y los diversos actores públicos, privados y la sociedad civil aborden conjuntamente el desafío del cambio climático.

El Centro Europeo de la Unión Europea ha colocado como centro de su gobernanza los Objetivos de Desarrollo Sostenible y establecerá una plataforma de múltiples partes interesadas, para el seguimiento e intercambio de mejores prácticas entre los sectores.  La implementación estará enfocada en dos áreas: integrar la Agenda 2030 en el marco de la política pública Europea y las prioridades de la Comisión, y lanzar un trabajo de reflexión sobre el desarrollo de una visión a más largo plazo y una visión para las políticas sectoriales después del año 2020, garantizando coherencia con el nuevo Marco Financiero plurianual.  

Usando como referencia la Teoría Crítica, discutida anteriormente, aquí se puede observar que los fundamentos normativos de las políticas públicas están condicionadas por diversos grupos de actores que no están limitados al gobierno ni a los mercados.  Por otra parte, y utilizando la Teoría Constructivista, podemos ver cómo este grupo de actores, mediante sus reuniones y discusiones del tema y como resultado de la interacción de los  diferentes saberes (intersubjetividad) obtienen un conocimiento que les permite reflexionar y elaborar sus políticas sectoriales y sus políticas para el desarrollo sostenible a largo plazo.

Como unidad nacional, en 2005 Suecia comenzó a hacer esfuerzos para reorganizar sus ministerios gubernamentales en un Ministerio de Desarrollo Sostenible.  Aunque posteriormente, este Ministerio fue disuelto, Suecia siempre ha tenido un compromiso claro con el desarrollo sostenible, con los objetivos nacionales de calidad ambiental, con la política para el desarrollo global, con la incorporación de la agenda de la política climática y con otras políticas, sobre todo en el campo de la igualdad de género.  Las prioridades específicas de Suecia, durante las negociaciones de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la ONU, incluyeron la salud, los derechos sexuales y reproductivos, y la igualdad de género. Además, en diversas ocasiones han destacado el tema del cambio climático.  La participación de Suecia en estos temas también ha ocurrido gracias a la integración de otros sectores, como las principales empresas suecas que colaboraron con el gobierno para reflejar sus prioridades colectivas en el logro de los ODS, entre las cuales se encontraban: el trabajo decente, el medio ambiente, el cambio climático y la lucha contra la corrupción.  

Para la implementación de la Agenda 2030, Suecia ha centrado su atención en su organización interna y en el diseño de estructuras y procesos. Su principio rector ha sido la integración y la coherencia de las políticas, para garantizar que el seguimiento esté integrado en las áreas de las políticas existentes y en los ministerios sectoriales.  Además, el gobierno sueco ha expresado que la Agenda es responsabilidad de todo el gobierno y del gabinete en particular.  

Asimismo, Suecia designó un comité nacional independiente para la implementación de la Agenda 2030.  Este comité está compuesto por siete personas que representan diferentes áreas de experiencia, comunidades y partes interesadas, incluyendo a las empresas, instituciones académicas, la sociedad civil y el sector público, con el apoyo de una secretaria fuera de las oficinas gubernamentales. A este comité se le asignó la tarea de producir una propuesta para la implementación en Suecia de la Agenda 2030, incluyendo las perspectivas y compromisos nacionales e internacionales para el gobierno.  Estos trabajos se llevarían a cabo paralelamente con los Ministerios de Finanzas y Asuntos Exteriores.

Además, el gobierno sueco estableció y designó el Consejo Científico para el Desarrollo Sostenible, con el propósito de proporcionar asesoramiento y evaluación científica.  También se han comprometido con la Agenda 2030, organizando seminarios y sintetizando el conocimiento. Durante el proceso de negociación de los objetivos de desarrollo sostenible, el Ministerio de Relaciones Exteriores estuvo a cargo y dirigió el trabajo y dialogo interministerial.  Se realizaron varias consultas a principios de 2015, organizadas con partes interesadas, invitadas de distintos sectores como empresas, sociedad civil y el mundo académico.  

Como parte de la implementación de la Agenda 2030, Suecia todavía presenta desafíos como lo son el gestionar los indicadores: cómo y qué medir, extraer y modificar información disponible y determinar qué pasos a seguir.  No obstante, Suecia es miembro del Grupo de Expertos Interinstitucionales sobre los indicadores de Objetivos de Desarrollo Sostenible, a través de Statistics Sweden, que propuso indicadores globales a la Comisión de Estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas.  

Este estudio me lleva a concluir, a modo general, que la clave Sueca para liderar el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible ha sido su forma de elaborar su planificación como país y su integración al Modelo Nórdico.  Además, los fundamentos ideológicos de su modelo inciden en el desarrollo de sus políticas. Asimismo, los países nórdicos han demostrado la importancia y la necesidad de la gestión pública en sus modelos. 

El cumplimiento del desarrollo sostenible en los países, no necesariamente implica cambios en los sistemas políticos y económicos, sino el reconocimiento, de todos los actores involucrados, que es necesario integrar a todos los sectores de la sociedad en la consecución del desarrollo sostenible  Es imperativo reconocer cómo esa integración y participación de la sociedad incide en los cambios y alternativas para enfrentar los desafíos actuales, considerando que las acciones locales afectan las acciones globales y viceversa, y partiendo desde todos los puntos de partidas que pueda considerar esa premisa, ya sea un barrio, un municipio o una familia. 


Autora:  Ariana García Piñero, estudiante graduada del curso Política Pública y Desarrollo Sostenible en la Escuela Graduada de Administración Pública del Recinto de Río Piedras de la Unviersidad de Puerto Rico. ©2018

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    Autora

    Ivonne del C. Díaz
    Catedrática de Economía
    UPR-RUM


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