Hace unos días me encontré con un correo electrónico donde se invitaba a la comunidad universitaria a participar de un Webinar titulado "La ciencia de la felicidad". Inmediatamente lo asocié con las investigaciones sobre la felicidad, el mindfulness y las economías compasivas, realizadas por reconocidos investigadores con la colaboración del Dalai Lama, en áreas de la neurociencia, la psicología y la economía.
Rápidamente, busqué la información y me registré. No era para menos, en la Isla vivimos momentos donde el estrés postraumático, la ansiedad y la resiliencia se han puesto de moda. Cada acto fuera de lo normal despierta en nosotros aquellos momentos y sentimientos "marianos". Era tal mi curiosidad, que aquella tarde fui la primera en llegar al anfiteatro, Me anoté en la lista y me percaté de que se habían registrado alrededor de 20 personas, aunque las personas que llegaron finalmente no llegaban a diez. El Webinar fue ofrecido por profesionales relacionados a este tema, a través de un instituto educativo en los Estados Unidos. Solo se escuchaban sus voces, mientras se proyectaban sus presentaciones en la pantalla. Aunque su discusión fue bastante general, ellos mencionaron los temas que ya imaginaba: la felicidad, el mindfulness, y la compasión. Ya había leído sobre esos temas fascinantes y los había incorporado dentro de las discusiones en mis cursos de economía. Además, ya estaba en camino de tomar la segunda parte de un curso ofrecido por el Instituto de Mindfulness en el Viejo San Juan. Pero lo que más que me llamó la atención fue que ellos recalcaron la importancia de enseñar compasión a nuestros estudiantes. En ese momento pensé, ¿Cómo podemos enseñar compasión si no la tenemos? ¿Cómo podemos enseñar compasión en ambientes donde los sentimientos egoístas parecen predominar? ¿Cómo podemos promover la compasión y el bienestar humano? Salí de aquel Webinar con muchas preguntas rondando mi mente. Después de eso, comencé la segunda parte de los talleres de mindfulness con meditación, y continué practicando el Reiki y el yoga. Y esas conexiones me han ayudado a ser más compasiva conmigo misma, a sanar y a ponerme en el lugar de los demás. ¡María también ayudó en ese proceso!
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Mientras en muchos lugares del Planeta aumentan los costos de las enfermedades, la ausencia de bienestar, la infelicidad y la pérdida de calidad de vida, asociados con el modernismo, la austeridad económica, la veneración de las ganancias y la explotación de los ecosistemas, en muchos otros lugares se utilizan nuevos enfoques para promover el bienestar humano, económico, social y ecológico. Estos enfoques innovadores son apoyados por naciones y por una creciente cantidad de organizaciones privadas e individuos a nivel global. El Instituto Global de Bienestar define el bienestar como la búsqueda activa de actividades, decisiones y estilos de vida que conducen a un estado de salud integral. Este sector de la economía abarca industrias que permiten a los consumidores incorporar actividades de bienestar y estilos de vida en su vidas diarias. A nivel global, los sectores de bienestar representan una economía de sobre $3.7 trillones de dólares; más del 5% de la producción económica mundial y casi la mitad del gasto mundial en la salud, el cual alcanzó $7.6 billones en 2014. Asimismo, entre el 2013 y 2015, la economía del bienestar creció un 10.6%, mientras que la economía mundial se contrajo -3.6%, en términos de dólares estadounidenses. El Índice de Felicidad Nacional Bruta en ButánEn el 1972, el entonces Rey de Bután, Jigme Singye Wangchuck, abandonó el uso del producto interno bruto (PIB) para medir el bienestar y comenzó a desarrollar el Índice de la Felicidad Nacional Bruta (FNB). Contrario al PIB que solo mide el crecimiento económico de los países, el Índice de Felicidad Nacional Bruta de Bután incluye nueve categorías y 33 indicadores de bienestar (Ver diagrama), y se ha convertido en uno de los índices de bienestar más exitosos en el mundo. Asimismo, estos indicadores se han incorporado a las actividades económicas del país, incluyendo el desarrollo de un circuito de turismo transformador, enfocado en sus pilares fundamentales, fomentando el bienestar, la felicidad, el desarrollo de su economía y la sustentabilidad. Los manantiales de aguas termales en IslandiaIslandia es famoso por obtener 100% de su electricidad de fuentes renovables y por encarcelar a los banqueros responsables de su crisis financiera. Además, Islandia es reconocido por sus asombrosos recursos naturales y por sus maravillosos manantiales de aguas termales. Estos manantiales son utilizados para promover el bienestar de sus ciudadanos, y también llaman la atención de usuarios de alrededor del mundo por sus beneficios para la salud. En el 2013, este segmento de la industria del bienestar le generó a la economía de Islandia $293 billones de dólares. El turismo terapéutico en Costa RicaEn 2016, el turismo de bienestar generó $563 millones para la economía global. Este segmento de la industria del turismo genera sobre 130% más ingresos que el turismo tradicional. Costa Rica, una de las economías más verdes en el mundo y con sobre el 99% de su electricidad generada con energía renovable, también ha comenzado a desarrollar estrategias para promover el bienestar de sus ciudadanos y de su economía. En Costa Rica ya existen numerosas alternativas de turismo terapéutico; y entre los años 2013 al 2015, éste aumentó a una tasa de 10.6%. De acuerdo al Instituto Global de Bienestar, existe un cambio en las actitudes de los consumidores hacia asumir la responsabilidad por la salud individual. El envejecimiento, el aumento en las enfermedades asociadas con los estilos de vida y el fracaso del sistema médico convencional para prevenir y tratar las afecciones crónicas, están llevando a muchos consumidores hacia el bienestar y los servicios preventivos para mantener y mejorar su salud. Las actividades de bienestar ya no se consideran un lujo o el dominio de los ricos. Por ejemplo, muchos consumidores ahora consideran el masaje y la hidroterapia para tratar el estrés diario y el dolor crónico, los tratamientos faciales para mejorar la salud de la piel y reducir los efectos del envejecimiento o la reflexología como parte del mantenimiento regular de la salud. Asimismo, la escritura terapéutica, la aromaterapia y los aceites esenciales, el Reiki, la meditación, el yoga, el mindfulness o los viajes transformadores son herramientas que contribuyen al bienestar y a la salud de la gente, aportando simultáneamente al desarrollo de las economías. ¡La economía del bienestar es la economía que todos necesitamos! |