La tierra piensa, la tierra siente, la tierra ama, la tierra sufre. Tal vez ese fue el mensaje de "El Pensar de Borinquén", un poema que escribí hace años para un certamen de poesía del curso de historia, en mi último año de escuela superior.
Al amanecer de un día el sol se veía salir, como un niño se reía la tierra en que yo nací. No se ríe por reir pero sola se reía, al pensar que aún aquí existe amor y alegría. Y cuando ya anochecía sola se iba quedando, pensando como sería el día que iba llegando. ¿Cómo será ese día que pronto ha de llegar? ¿Será todo de alegrías... o será un simple pensar? En aquel entonces, no conocía la historia de Giordano Bruno, un astrónomo, matemático, filósofo y poeta italiano que, en 1600, fue quemado en la hoguera por creer que la Tierra tenía vida y alma. Para él todo era vida; todas las cosas eran manifestaciones de la vida. Tampoco conocía la Teoría Gaia, desarrollada a finales de los 1960's por el científico británico James Lovelock. Según esta teoría, "los organismos vivos y los componentes inorgánicos del Planeta Tierra evolucionan juntos, como un sistema viviente único y auto regulador. Esta sugiere que el sistema viviente controla automáticamente la temperatura global, el contenido atmosférico, la salinidad del océano y otros factores que mantienen su propia habitabilidad. En ese sentido, el sistema viviente de la Tierra es análogo al funcionamiento de cualquier organismo individual que regula la temperatura corporal, la salinidad de la sangre, etc." A finales de diciembre de 2016 y principios de enero de 2017 tuve dos sueños difíciles de olvidar, de esos sueños que quedan incrustados en lo más profundo de nuestro ser. En el primero, vi un escenario de destrucción total, una hecatombe, un paisaje nublado, gente corriendo despavorida de lado a lado, mientras objetos caían y volaban por el aire. No tenía idea de dónde estaba localizado ese lugar, pero parecía ser una gran desgracia humana y material. En ese momento pensé en la explotación de la naturaleza, en el sufrimiento de la humanidad y en los cambios planetarios, pero jamás pensé que viviría en carne propia y, en tan poco tiempo, un evento de proporciones apocalípticas. El Huracán María no tuvo piedad, nos destrozó, física, mental y emocionalmente. En el segundo sueño veía a Puerto Rico desde el cielo, Desde su centro salían rayos brillantes y dorados y, desde lo alto, una voz que decía "aquí es donde todo comenzó". Si sorprendida y aterrada me había dejado aquel primer sueño, más sorprendida y confundida me dejó el segundo. Me preguntaba, ¿qué pasará en este pequeño rincón del planeta para que fuera el lugar donde todo iba a comenzar? Pero el Planeta Tierra "mantiene las condiciones adecuadas para su propia supervivencia" y el Huracán María es solo el comienzo de cambios dramáticos que aún están por venir. Aunque el poema había sido asignado con anticipación, la inspiración me traicionó y llegué al salón de historia sin nada escrito. No sé cómo ocurrió, pero media hora después de comenzar la clase, le entregué el poema a la maestra. Antes de terminar aquel semestre, llegaron los resultados con los estudiantes premiados. Nos reunieron y comenzaron a llamar a los ganadores. Solo faltaba el primer lugar. Cuando escuché mi nombre, ya había olvidado lo que había escrito, Tenía que recitarlo frente a todo el mundo. Me aterraba hablar en público y le pedí el papel a la maestra para poderlo leer. Y entre el nerviosismo y la incredulidad de haber ganado el primer lugar, terminé de recitar la última estrofa del "Pensar de Borinquén"... ¿Cómo será ese día que pronto ha de llegar? ¿Será todo de alegrías o será un simple pensar? La tierra piensa, la tierra ama, la tierra siente, la tierra sufre. María fue implacable, nos laceró el alma, destrozó los paisajes, nos dejó en las tinieblas, nos llevó en un viaje de ida sin regreso, destruyó la "modernidad artificial" a la que nos habíamos acostumbrado. Pero como decía Hermes Trismegisto, "todo fluye y refluye, todo tiene un periodo de avance y retroceso; toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa; y la destrucción y la creación son extremos de la misma cosa". Aquí es, donde todo comenzó...
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